miércoles, 3 de junio de 2020

La Importancia de la Aceptación




Aceptar no es resignarse. Porque la aceptación es cooperar con eso que sucede, con eso que es inevitable de manera consiente y voluntaria. Aceptar implica estar predispuesto a abrirle el pecho al Misterio, y el corazón al destino, más allá de nuestros deseos. En cambio la resignación es cuando no se puede fluir con la existencia, lo cual nos entristece y deprime. Aceptar nos lleva a la evolución y a la apertura, resignar a la frustración y a cerrarnos.
A veces, en el proceso de aceptación, es esperable sentir impotencia. Impotencia por ver el temporal por la ventana, y ver que está inundando casas, derribando árboles y no poder hacer nada. Aunque solo podemos sentarnos, respirar y esperar que pase. Pero cuando uno comienza a aceptar comienza a fluir con la existencia. Empieza a dejar de ofuscarse y es un paso, y un ingrediente indispensable para la evolución, para la transformación interior y exterior. Porque aceptar hace que dejemos de luchar contra lo que no se puede luchar e invirtamos la energía en algo que realmente valga la pena. Porque hay cosas con las que no se puede luchar, sobre todo con las decisiones y el actuar de otras personas y seres queridos. Y a la larga, ese aceptar hace que seamos más felices y un poco más sabios. Es importante aclarar, que este proceso de aceptación no significa, ubicarse de manera cómoda en la existencia y decir sí a todo. Porque no olvidemos que aceptar implica estar receptivos pero de manera consciente y con discernimiento. No caigamos en esa aceptación tóxica donde dejo que hagan lo que quieran porque “acepto y fluyo”. Y recordemos que el libre albedrío existe y posee un gran potencial si somos capaces de canalizar de manera adecuada todas nuestras acciones y energía.
El Yoga, desde el trabajo con nuestra corporeidad, desde el conocimiento filosófico, desde el trabajo espiritual, nos lleva a ese fluir. De manera consciente y con una actitud receptiva. Porque se fluye como cuando hacemos un Âsana, como cuando observamos la respiración y su oleaje o como cuando hacemos un Pranayama. Y observamos un claro ejemplo de aceptación cuando leemos textos tradicionales, como por ejemplo el Bhagavad Gita, y vemos un Arjuna aceptando su propio Dharma y luchando más allá de su deseo egoísta.


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