jueves, 16 de abril de 2020

¿Paro de Cabeza o Parar la Cabeza?








Cuando la práctica del Yoga arriba a occidente (y seguramente por una fuerte influencia de la Corriente Higienista) fue reducida en gran medida y concentrada a su propuesta corpóreo-motriz.
Tomando principalmente las posturas (Asanas) y sus “ejercicios respiratorios”. Se lo asociaba a un tipo de gimnasia un tanto suave, donde se apuntaba a mejorar la calidad de vida. Esta mirada, o forma de tomar la práctica, no se ha modificado demasiado hasta el día de hoy. En la mayoría de las prácticas de Yoga, el cuerpo, aún sigue siendo el eje central. Es indudable el efecto beneficioso de los Asanas y Pranayamas, y está muy bien practicarlo con la supervisión de un/a maestrx (Sobre todo al principio). Pero haciendo solo foco aquí estamos dejando de lado la parte más rica, transformativa y profunda del Yoga. Es necesario volver unos instantes a la fuente, a revisar los principales textos tradicionales, a dejar el subjetivismo de lado, a rever el por qué y el para qué de la práctica.
Tomemos la vía que tomemos o elijamos el sistema de transformación que elijamos siempre estará presente la meditación. La meditación es ese componente que nos dará la posibilidad de transformarnos realmente, es por eso que es necesario que en las prácticas se le dedique una buena proporción de tiempo al aspecto meditativo y contemplativo. Es tarea de los instructores y maestrxs enseñar a meditar. De lo contrario el cuerpo estará flexible y más sano, pero nuestra mente seguirá atorbellinada; sufriente e inquieta. Indudablemente es más sencillo dominar el cuerpo que la mente, con más motivo debemos de hacer más foco en la meditación. Es imperiosa la necesidad de parar la mente ante tanto caos interno y social. Parar y como un espectador pasivo ver pasar los pensamientos. Donde seguro que luego de la sesión meditativa, lograremos ver las cosas con mayor claridad y discernimiento (Viveka) y allí seguramente nos daremos cuenta que lo que creíamos que era tan terrible finalmente no lo era. Y nos daremos cuenta que ese monstruo que veíamos no era más que la sombra que proyecta el pequeño e inofensivo insecto. Recordando que el objetivo de la práctica del Yoga, no es ser flexible solamente y gozar de buena salud.

Concluyendo, todos los días paremos unos instantes, meditemos, sabiendo que a veces más importante que el paro de cabeza es parar la cabeza...

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