jueves, 16 de abril de 2020
La Espiritualidad en la Vida Cotidiana
Cuando la práctica del Yoga nos conquista, sucede en general, que comenzamos a leer la vida de grandes Mahatmas, Sabios, Yoguis, Rishis, etc. Todo esto nos entusiasma pero sobre todo hay un concepto, un ideal, “una meta” que nos seduce: La Iluminación. También podemos hablar de Samadhi, Liberación (Moksha) o Nirvana. Al principio hacemos ingenuos e inocentes esfuerzos para alcanzar esa anhelada iluminación, generalmente comenzando por el camino del ascetismo. Es decir; cambiando nuestra dieta, practicando Yoga, meditando, leyendo determinados textos, etc. Olvidándonos que el Misterio y el destino juegan un papel sumamente relevante, y hasta determinante. Nadie se puede iluminar por sus propios medios, ya que es necesario un ingrediente fundamental: la Gracia Divina.
Si bien es importante y hasta necesario llevar una vida con hábitos más integradores o saludables, no hay nada que podamos hacer para alcanzar la liberación, más sino tenemos trabajados aspectos básicos de nuestra vida cotidiana. Es como pretender llegar al último escalón sin previamente haber pasado por los anteriores. Entonces es conveniente no dividir entre “la vida espiritual” y “la vida mundana”. Por ejemplo, se puede dar que pretendo alcanzar esa liberación pero resulta que en mi vida cotidiana soy una persona violenta o tramposa. Por eso es necesario empezar por casa, por mi accionar cotidiano, rever las pautas yóguicas (Yamas y Niyamas).
En cierta medida, es hasta soberbio y creerse omnipotente que por los propios esfuerzos alcanzaremos la iluminación. Es un camino que requiere honestidad, y nunca se debe olvidar que hay un Misterio que nos atraviesa, que nos encontramos con determinadas personas y situaciones para aprender. Y cuando aprendemos de esas situaciones realmente evolucionamos si estamos atentos y conscientes. No se trata de desfragmentarnos y crear un personaje de “iluminado”, de hecho es en gran medida patético y va en detrimento de nuestro verdadero Yo. Debemos hacer alquimia con nosotrxs mismxs, y tratar de sacar los aspectos más integradores que están en cada unx de nosotrxs . Teniendo la humildad y la valentía de reconocer nuestras limitaciones, esta es una espiritualidad mucho más sincera. No obstante, debemos de ser capaces de actuar de la manera más Dhármica (armónica) en este mundo inmanente. Pero haciendo consciente que hay un aspecto trascendente, nunca tocado ni afectado por nada, impermanente. Un aspecto que percibo en profunda meditación, y cuando me reconozco en dicho aspecto o espacio experimentamos una gran plenitud. Porque en ese espacio (llamado Consciencia, Ser, Esencia, etc) no hay dualidad y cuando cesa la dualidad el Yo se disuelve y no existe nada de nuestros problemas mundanos y cotidianos.
En conclusión, hagamos Sadhana (práctica de Yoga), tengamos hábitos integradores-saludables, etc. Pero sin buscar obsesivamente una Iluminación, que solo llegará cuando el Misterio lo dicte. Sabiendo que todxs estamos destinadxs a la liberación. Por otro lado no olvidemos que cada unx viene a este mundo con determinados Samskaras y un determinado Karma, que por supuesto generan hábitos y demás tendencias conductuales.
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