jueves, 16 de abril de 2020

La Inquietud de la Mente




Thayumanavar (1705-1742) fue un asceta y poeta místico, cuyos cánticos se han convertido en dominio público, y hoy en día todavía son cantados sobre todo en la India.
Cuanto sufrimiento nos ahorraríamos, si logramos aquietar la mente. No se trata de poner la mente en blanco ni nada de esas cosas. Se trata de mermar la actividad de los vrittis (movimientos) para que, aunque sea y por unos instantes, observemos la existencia desde otro ángulo distinto al que lo hacemos siempre. Saliendo de la dualidad constante, para paulatinamente ir entrando en espacios donde reine la unicidad.  Thayumanavar, en el poema de abajo nos muestra que cualquier fuerza de la naturaleza es fácil de controlar. A excepción de los vrittis (los movimientos de la mente, es decir: asociaciones, pensamientos, etc). Y por otro lado, hace hincapié en Mauna (el Gran Silencio de la mente). ¿Por qué es necesario este silencio? Porque tiene que ver con el autoconocimiento, cómo puedo saber quién soy si la mente no deja de producir pensamientos y salta ansiosamente de idea en idea, de preocupación en preocupación. Sabemos que somos algo más que esas preocupaciones (Consciencia libre y nunca afectada), que solo se revelará cuando la mente entra en espacios de silencio lo cual requiere de mucha práctica.


Es muy fácil calmar a un elefante enloquecido,
Atar la boca de un oso,
Sentarse en la espalda de un león,
Engañar a una serpiente venenosa,
Conquistar los planos celestiales y no celestiales,
Llegar a los mundos invisibles,
Gobernar los planos superiores,
Permanecer joven para siempre,
Entrar en el cuerpo de los otros,
Caminar en el agua y sentarse en el fuego ardiente,
Adquirir los poderes yóguicos.
Pero permanecer en quietud,
permanecer en silencio, es realmente muy difícil.

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