martes, 12 de mayo de 2020

Pies en la Tierra





La vida cotidiana, debería ser el reflejo de la espiritualidad que vamos cultivando. Esto quiere decir, que el día a día y nuestras acciones deberían ser la prueba real y concreta del trabajo interior. La diferenciación, que se fue creando, entre vida espiritualidad y vida cotidiana es una ilusión y no es para nada recomendable. Ya que las personas somos un todo integrado.
Cuando estamos tan ensimismados, cerrados y solo filtramos las cosas por nuestro sistema de creencias, corremos el grave riesgo de creer ver la realidad, cuando en realidad vemos una ilusión. Esto es evidente, cuando no podemos reconocer lo que pasa en un plano real, concreto y observable. Entonces esa espiritualidad, que queremos cultivar, en realidad no es espiritualidad. Es definitivamente un escapismo a la realidad y un mecanismo de negación camuflado de la mente. Darnos cuenta de este mecanismo, requiere mucha valentía, porque es muy doloroso pero positivo. Ya que no será solo un derrumbe de nuestras creencias, sino será una invitación a transitar la vida de manera sincera. Y esto nos trae libertad y la capacidad real de evolucionar como seres. La espiritualidad debería cultivar conocimiento y sabiduría, porque como dijo una vez mi maestro enseñándonos el Bhagavad Gita “porque conoce ama, y porque ama conoce”. Es decir, que de la comprensión (utilizando como herramienta el conocimiento) deviene el amor y del amor deviene el conocimiento. Cuando nos adentramos en la espiritualidad lo más probable es que, casi sin percatarnos, tendamos a crear un personaje un poco más comprensivo y amoroso. Como si nos sacáramos una máscara y nos pongamos otra. Pero la espiritualidad no funciona así y con el tiempo, esa máscara decae y la insatisfacción vuelve a hacernos recordad que hay algo un poco más profundo a resolver. Y el ego, que es sumamente astuto, se va a disfrazar de lo que sea necesario para subsistir y ponerse la máscara que haya que ponerse.
La espiritualidad, como dice Anselm Grün debe ser desde abajo, conectar con lo concreto. Para dé a poco ir hacia arriba elevándome. Algo que es frecuente y que lo podemos observar, es que hay muchas personas que quieren comenzar con un camino espiritual a las apuradas y siendo autodidactas. Y no hay peor trampa que ser autodidacta en el camino espiritual, porque el ego se va acomodando a su gusto porque no hay un/a maestrx que nos guíe en el proceso. Y a las 3 semanas queremos hacer un taller de chakras, despertar el tercer ojo, levitar, y demás cosas. Como si la espiritualidad pasará por eso, está muy bien elevarse en la meditación así no me clavo y hundo en la tierra, pero también es muy necesario bajar y lavar los platos. Sino corremos el riesgo latente de vivir en un mundo de fantasías, creyendo que somos los despiertos de esta era. Es tiempo de poner en tela de juicio nuestras creencias, de observar si lo que me dice esa persona “espiritual” es así o si rascamos un poco y observamos detenidamente no coincide con lo que sucede en el plano físico. Por eso es tiempo de poner los pies en la tierra, desarrollar el propio olfato y escuchar pero con nuestro discernimiento (Viveka) activo. Confiando más que nunca en nuestras capacidades, maestro interior o esa sabiduría que ya traemos.
No despreciemos el plano físico y material, es aquí donde aprendemos y evolucionamos. Pero esta oportunidad, puede esfumarse por identificarme con ideas que no se sustentan con lo real. Siempre, recordemos que estamos acá encarnados y que si a un pez lo sacás del agua se muere. Mi sugerencia es no teorizar demasiado sobre cosas incomprobables y que si quiera nos resuenan, porque estamos bailando en el Misterio. Entonces, hagamos trabajo interior y velemos por una espiritualidad desde abajo con los pies en la tierra.
Te sugiero completar con "la espiritualidad en la vida cotidiana" y "misticismo o espiritualidad"

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