martes, 26 de mayo de 2020

Vale mas un Paso Hacia Dentro que Cien Hacia Afuera




El Yoga, es una práctica meramente experiencial. Donde se apunta al trabajo interior, ya que es la única manera de transformarnos de manera genuina y real. El trabajo interior concretamente apunta, entre otros, a hacer conscientes aspectos de los cuales nos cuesta hacernos cargo. Como ser la oscuridad, el ego desmedido, la soberbia, etc. Cuando logramos asumir e integrar dichos aspectos, para luego poder transformarlos en algo más saludable, surge la evolución interior. Pero es imposible que dicha evolución se dé si no somos capaces de llevar la mirada hacia dentro. Generalmente, y sin darnos cuenta, tendemos a poner afuera lo que no nos gusta de nosotrxs. Lo hacemos a través de la crítica, del juicio, etc. Y cuando alguien externo, nos hace notar algo nuestro que nos desagrada, o nos enojamos o lo negamos. Por eso el trabajo interior requiere de auto-sinceridad y sobre todo de humildad. Cuando nuestro ego es muy grande, seguramente mayor será el sufrimiento, porque viene acompañado de un Yo “que está en carne viva” y cualquier cosa que nos dicen nos irrita porque la herida es grande. Es por eso que es necesario asumir y aceptar nuestras flaquezas, nuestras limitaciones, etc. Al principio será doloroso, pero con el tiempo seguramente las integraremos y abrazaremos. Seguro que es más cómodo no indagar en nada y ponerse un velo para evadir la realidad. Pero el Universo tarde o temprano nos pondrá en escenarios donde será necesario que hagamos trabajo interior. Por eso afirmo que vale más un paso hacia dentro que cien hacia afuera.
Por su parte, la meditación, es como esa lámpara que ilumina y hace que veamos eso que nos desagrada. Podemos tener muchos comienzos y de todo tipo, pero comenzar este proceso indudablemente requiere valentía y decisión. Porque meditar regularmente, nos lleva a ver las cosas con claridad, sin muchos preconceptos. Entonces ahí descubrimos los aspectos más sombríos. Sin dejar de mencionar, que el Yoga es una gran caja de herramientas, donde dicho de paso, sanaremos el cuerpo físico y este ya no será una carga, sino un gran vehículo. El intelecto se purifica, para ser un instrumento de la mente, al cual podemos recurrir para discernir. Y esta mente, tiende a la quietud, y cesa de crear constante sufrimiento y ansiedad. La meditación, indudablemente, es una parte fundamental del proceso yóguico. Pero con el tiempo, y a través de ese trabajo interior, seguramente lograremos sanar el Alma para que cuando dejemos el mundo continúe de manera más evolucionada su viaje (o sea nuestro profundo viaje) a la eternidad.

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