jueves, 28 de mayo de 2020

Habitar el Cuerpo Desde una Perspectiva Yóguica



En el plano de la materia, el cuerpo, es el que nos acompaña desde nuestra primera inhalación hasta nuestra última exhalación. Viene condicionado por un Karma determinado, y con el correr del tiempo se irá construyendo una corporeidad, de la cual hemos hablado en el artículo “La Construcción de la Corporeidad en la Práctica del Yoga”. Todas las personas tenemos un cuerpo, pero no todas las personas habitan su cuerpo. La clara diferencia, reside en la conexión que logramos establecer con dicha corporeidad. Hay gente, que se vincula con su cuerpo como objeto de gozo, para otrxs no es más que un vehículo, otrxs depositan su autoestima en la imagen del cuerpo y lo entrenan para que tenga determinada forma, otrxs llevan el cuerpo a realizar esfuerzos extremos por lo cual lo lesionan, y un largo etc. Pero quizás sea bueno hacer una mirada interior y auto-observar sinceramente de qué manera nos vinculamos con el cuerpo. ¿Es un vínculo sano?¿Me produce angustia? ¿gozo de mi cuerpo?. El hecho de hacerse estas preguntas es el primer paso para empezar a amar y amigarnos con nuestra corporeidad. En occidente, durante mucho tiempo, hemos estado en un paradigma donde la importancia y el “éxito” pasaban, casi de manera exclusiva, por las facultades mentales y el desarrollo del intelecto. Y el cuerpo, no era más que un vehículo para el desarrollo de dichas cualidades. Como si fuésemos sujetos fragmentados y fraccionados. Con el paso del tiempo y paulatinamente, esto fue cambiando y occidente adoptó y se apasionó por la práctica del Yoga que vino a imponer un paradigma donde Cuerpo, Mente y Espíritu se ven unidos. Es decir un sujeto que deja de estar fragmentado para pasar a estar integrado. Porque de poco sirve desarrollar un agudo intelecto si va en detrimento de nuestro cuerpo. Ahora bien, sabiendo que es necesario atender la corporeidad, tenemos que ser cuidadosos ý observar de qué manera lo estamos llevando a cabo. Muchas veces, por querer darle al cuerpo una determinada forma, o por obsesionarse con objetivos que no son saludables para nuestra individualidad lo lesionamos y lastimamos. Y es de vital importancia, tomar conciencia, que ese cuerpo será el que nos acompañará durante todo nuestro viaje por la existencia. Tampoco, se trata de una extrema ascesis creando así un apego desmedido y obsesionado. Justamente, se trata de habitar el cuerpo y esto implica la necesidad de conectarnos, de observar y descubrir sus bloqueos y rigideces, de regular el tono muscular, y sobre todo de escucharlo. Esta es la puerta de entrada para gozar del cuerpo, y que este no sea una carga o un pesar. Junto a otras praxias, el Yoga es un campo fértil y propicio para habitar el cuerpo. Es sumamente gozoso, sentir que a través de esa larga exhalación se desbloquea algo, o sentir que esa contractura que parecía no irse se ablanda, observar para sanar así desordenes psico-somáticos, y un largo etcétera donde cada unx seguramente puede contar su experiencia. Porque cuando hacemos un Âsana, un Pranayama, un Mudra y demás componentes del Hatha no estamos solamente estirando una fibra muscular u oxigenándonos. Estamos moldeando la corporeidad, para que sea un hogar digno de habitar. Saludos, nos vemos en clases.

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