Hay espacios dentro de nosotrxs inhabitados y desconocidos pero capaz de generar verdaderas transformaciones... Espacios con telarañas y polvo, que casualmente tienen que ver con lo que somos en esencia. Pero que por mandatos sociales, o conductas aprendidas y jamás cuestionadas le hemos puesto candado y cerrado con llaves.
¿Hace cuánto no paras 15 minutos simplemente a sentir como estas respirando? ¿Hace cuanto no te haces consciente de tu cuerpo? ¿Hace cuánto no te detenés a conectar con la aroma fresca del Jazmín? Y así podríamos seguir... El Yoga nos invita a dejar la mecanicidad de lado y comenzar a vivir conscientes. En otras palabras, ¡El Yoga nos invita a volver a casa! y esa casa la refaccionamos... Desatando nudos psicofísicos, canalizando las emociones para que así no enquisten, alivianando el cuerpo para que no sea una pesadez y así cada vez hacemos más zoom. Hasta llegar a lo más profundo del Ser, y observar quiénes somos cuando logramos parar la mente y sacarla de sus preocupaciones cotidianas. El Yoga es una invitación, a reconocernos en nuestra esencia nunca afectada por nada. No me creas, hace la exeriencia y volvé a casa...
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