jueves, 16 de abril de 2020

¿Qué sucede cuando comenzamos a practicar Yoga?








Además de los beneficios a nivel físico, psicosomáticos y mentales de la práctica del Yoga. Hay otras sensaciones que se suelen manifestar, sensaciones y aspectos que abordaremos a continuación.
Lo primero que sucede, es la incomodidad. Seamos honestos! Todo es incómodo, las posturas, la respiración, seguir las consignas, etc. El cuerpo es como un instrumento, que hasta que se logra afinar con la práctica, no suena armonioso.
El ego, con el cual tanto me identifico, se encuentra a la defensiva. Ya que comienzo a tomar conciencia de todo lo que creía que me salía y no. Y al ego le gustaba sentirse tan especial...
Me percato que no tengo las riendas de la mente, ya que al querer concentrarme en un punto fijo, la mente comienza a generar infinidad de ideas, pensamientos, asociaciones, etc.
El/la maestrx habla de aspectos y temas, que al filtrarlo por mi sistema de creencias, no encajan. Al principio no los comprendo, y hasta me generan cierto rechazo...
Recitan el OM y no comprendo por qué, y así podríamos seguir enumerando.
Para que haya aprendizaje verdadero, debe haber cierta incomodidad. Bienvenida sea. Porque estructuras, juicios, y preconceptos deben disolverse. Debo ser capaz de dejar viejas identificaciones, para poco a poco (como diría Patanjali) abrirse a nuevos aspectos más integrativos.
Una vez que pasa determinado período de tiempo de práctica regular, se hace presente la transformación hacia lo integrativo/saludable. Hábitos y conductas se modifican, por un desarrollado discernimiento y actuamos con mayor conciencia
El cuerpo físico está más flexible, permanezco con mayor comodidad en las posturas, se potencian las posibilidades del cuerpo, trascendiendo limitaciones y potenciando posibilidades que no conocíamos.
Mi respiración es más sutil y profunda, domino ciertos pranayamas, y logro establecer una relación armoniosa entre mi respiración y la mente.
Esta mente ya no está tan dispersa, y soy capaz de establecerla en el presente. Por consecuencia, surge el real autoconocimiento.
Comienza el gozo por la práctica y recién allí, podremos ir acercándonos a aspectos más sutiles y elevados de la práctica. Recordando que “Cada acción integrativa que realizo (por más mínima que sea), es un grano de arena hacia Moksha (liberación)”




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