Muchas veces vivimos en una especie de automatización, sin conectar con el momento presente. Esto nos lleva a vivir en una rutina estancada y repetitiva.
En cada acto, sin que nos demos cuenta, se nos revela la Manifestación. ¿A caso no viste esa flor que sale en primavera? ¿O ese amanecer lleno de brillo?
Los griegos decían que vivimos en una Teofanía, es decir en una Manifestación Divina, donde nada es casual y el Cosmos es Sagrado. Luego, según ciertos aspectos culturales, el objeto de Sacralidad varía. Para algunos será Brahma, para otros el Tao, Dios, la Pachamama, Alá, y un largo etcétera.
No sólo es conveniente, sino necesario resacralizar la vida cotidiana. Para vivir conectados, sabiendo que cada acto debe ser sagrado, por más que me toque una labor sencilla y a mi mente no le agrade. Si mi acción es Sagrada, seguramente seré más cuidadoso conmigo y con los demás. Mi actitud frente a la vida y los sucesos tenderá a ser más saludable y viviré con mayor conciencia. Esta es en parte la esencia del Karma Yoga. Saliendo un poco del rol de autómata, que tanto daño nos causa y causamos. Porque el autómata no se auto cuestiona nada, simplemente se programa y hace. Es decir vive dormido, sin consciencia. Si seríamos capaces de observar esto, y saber que todo es Sagrado, no sólo los templos, como nos hicieron creer, nos daríamos cuenta que la causa profunda de la violencia se da por la falta de conciencia en esta sacralidad. Y la ecuación es clara, si es parte de la Manifestación es Sagrado. Por lo tanto al ser Sagrado no lo dañaré. Imaginen si tomáramos plena conciencia de esto y nuestro discernimiento se desarrollaría, cuanto daño le ahorraríamos a la Madre Tierra. Ojalá no quede solo en mera teoría y lo podamos llevar a cabo en nuestras vidas, requiere un gran cambio de actitud, pero seguramente valdrá la pena simplemente para vivir de manera más saludable y más conectados.
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